21 de abril de 2013

SALAS XII - XIV

Como en las salas anteriores aún quedan obras expuestas por ver, pero para no cansar continuamos con la siguiente sala, la Sala XII, está dedicada a la pintura del siglo XIX, en el que la pintura sevillana, vive uno de sus momentos más fecundos dentro del panorama artístico español. Se abre el periodo romántico coincidiendo con una cierta revitalización económica, lo que supone una mayor demanda de pedidos por parte de la burguesía. Antonio María Esquivel es uno de los mas relevantes de este periodo, de él es (((*))) el Retrato del niño Carlos Pomar Margrand, realizado en 1851, de este artista el museo conserva un buen número de obras de arte, principalmente retratos, o también este otro, en el que vemos a José y la mujer de Putifar, ambos son producto de la donación de una colección particular en 1944, en ambos podemos observar el detallismo que impuso Murillo.
De otros artistas podemos admirar cómo de Manuel Cabral Bejarano, su (((*))) Baile de Salón y el Baile en una Caseta de Feria, ambos depositados en la pinacoteca por la Asociación Amigos del Museo, con estas obras nos introducimos en un nuevo género, en este caso el costumbrismo.
Otro de los artistas relevantes de este género es Valeriano Domínguez Bécquer, con el (((*))) Retrato de su hermano Gustavo Adolfo, pintado en 1862 y cuatro años mas tarde realizó este otro en el que plasma el interior de una casa de Aragón.
Otros artistas de la época que destacan también, son, Jiménez Aranda, espléndido dibujante, o Villegas Cordero, excelente pintor y del que el museo conserva una interesante colección de su obra, cómo (((*))) La muerte del Maestro, realizado hacia 1884, este cuadro supone la culminación de una serie dedicada al tema taurino. Se observa una escena llena de un gran dramatismo, en la que vemos cómo los miembros de la cuadrilla nos muestran la conmoción que les ha supuesto la muerte del maestro. La técnica empleada es muy depurada y detallista, logrando una perfecta armonía en el conjunto y muy buen efecto lumínico. El origen de este cuadro es la cogida que sufrió en 1880 el torero Bocanegra, en una corrida de toros en la Real Maestranza, el pintor, que estaba presente en la plaza, acudió de inmediato a la enfermería con cierta desazón, lo que provocó que cuatro años mas tarde lo plasmara en el lienzo.
Y llegados a este punto, nos adentramos en el siglo XX, siglo en el que vería recompensada su dedicación a la pintura costumbrista y regionalista, Gonzalo Bilbao, con su lienzo (((*))) Las Cigarreras, hecho realidad en 1915, quizás esté inspirado en las Hilanderas de Velázquez, plasma perfectamente el ambiente laboral dentro de la Fábrica de tabacos, vemos una escena cotidiana y la relajación de una de las trabajadoras para amamantar a su hijo, lo que provoca en sus compañeras de trabajo mas cercanas, la atención emotiva ante tal hecho, mientras las restantes continúan con su labor en la manufactura del tabaco. El cuadro cuenta con una perfecta y bien aplicada perspectiva y unos magníficos efectos de luz, logrando una de sus más acertadas composiciones.
De este artista también podemos ver (((*))) el retrato de Alfonso XIII, que realizó en 1929, en el que vemos al Rey luciendo el uniforme de Maestrante.
  
Desde aquí nos vamos a la Sala XIII, en la que se encuentra una colección de obras de artistas del resto de España, como Ignacio Zuloaga o Joaquín Sorolla y otros de nuestra región cómo José Rodríguez Acosta y su (((*))) Gitanos del Sacromonte, una obra que tuvo su reconocimiento con la primera medalla de oro en la Exposición Nacional de 1908 y en el que plasma con un gran realismo, la escena en el interior de una cueva del Sacromonte. 
 Otro artista andaluz que podemos admirar, es el onubense Daniel Vázquez Díaz, autor de (((*))) La cuadrilla de Juan Centeno, pintado en 1953, en el que vemos que no trata de presentarnos a una figura consagrada del toreo, sino a un modesto novillero, Juan Centeno Ortiz, alicantino, vestido de grana y negro, con una actitud un tanto desafiante y flanqueado por los miembros de su cuadrilla con una mirada que denota cierta preocupación, como corresponde al momento anterior a la corrida. Es un artista que como vemos tiene muchos rasgos coincidentes con otro pintor al que admira, como es Cézanne. 
Y vista esta Sala, nos adentramos en la última que nos queda, la Sala XIV, en ella veremos la pintura sevillana en su tránsito al Siglo XX, en el que en su primera mitad no evolucionó como lo hiciera la pintura internacional, sino que se mantuvo en el costumbrismo, buena prueba de ello son los pintores Rico Cejudo, Andrés Parladé o García Ramos. Sin embargo fue Gonzalo Bilbao la figura clave de la escuela sevillana, por sus dotes para la composición, como vimos anteriormente en Las Cigarreras, buen dibujante y sabiendo aplicar los efectos lumínicos.
De él es (((*))) el retrato de María Roy, su esposa, pintado en 1890, a la que vemos luciendo un vestido de fiesta y reclinada en un sillón o el de su hermana Flora Bilbao de 1914, mucho mas austera, luciendo la mantilla, en el primero se ve una cierta influencia modernista, en cambio en el de su hermana vemos una cierta evolución sobretodo en la indumentaria, en los fondos o los complementos.
Otro de los cuadros de este gran pintor es el titulado cómo (((*))) la Toilette, pintado en 1910 y procedente de una donación particular al museo o la Casta Susana de 1900 y donado en 1939 por la Viuda del pintor. En ambos se deja notar la influencia vanguardista que imperaba en Roma y París, ciudades a las que viajó.
Si Gonzalo Bilbao es una figura indiscutible en el primer cuarto de siglo, no podemos olvidar a otro gran artista de su tiempo, Gustavo Bacarisas y (((*))) Sevilla en fiestas, pintado en 1915, en el que hace gala de la riqueza cromática de su estilo modernista.
Este es un cuadro donado al museo por el comercio sevillano en 1939. Bacarisas es una de las figuras más destacadas dentro del panorama de la pintura sevillana de la primera mitad del siglo XX. Dotado de un estilo muy personal de claras influencias modernistas e impresionistas. Tenía predilección por los cuadros de ambiente nocturno, dotándolos de esa luz perfectamente dirigida hacia lo que realmente nos quiere enseñar, que no es otra cosa que el ambiente festivo de la Feria. Esta obra probablemente la mejor versión moderna, la más universal, de la feria sevillana y en definitiva un canto a la belleza y la gracia de la mujer andaluza. Otro pintor extraordinario es el mencionado anteriormente, José García Ramos y (((*)))  el niño del violín, pintado hacia el 1900, pertenecía a la colección privada de Alfonso Grosso y donado al museo por él mismo en 1945. Es el retrato de la picaresca, tema tradicional de la escuela sevillana en el Siglo de Oro. El artista plasma perfectamente la expresividad del niño acompañado por un perro callejero, el zurrón colgado de su hombro y el violín entre sus brazos, acentúan la melancolía y el realismo de la obra.
También podemos admirar de este artista (((*))) Malvaloca, procedente de la colección de los hermanos Álvarez Quintero, representa una escena típica del costumbrismo, en la que vemos a una mujer sentada en una silla de enea en un jardín y rodeada de macetas, una escena cotidiana y trivial en primavera. 
Una característica común a toda su obra es su excelente dibujo, con el que consigue dar a sus personajes una gran vitalidad expresiva. Buena prueba de ello, son estos otros dos cuadros (((*))) el Baile por Bulerías, de 1884 y Hasta verte Cristo mío de 1895, ambos representan fielmente escenas del costumbrismo mas puro, con cierta gracia difícilmente superable, como vemos en estas dos composiciones.
Discípulo de éste y de Gonzalo Bilbao fue Alfonso Grosso, del que tenemos un magnífico cuadro (((*))) El Monaguillo, un óleo pintado en 1920, en el que confluyen las dos temáticas que le definen, la costumbrista por el propio personaje jovial que lo encarna y la religiosa por el papel que el protagonista juega en la Iglesia. Nos presenta la indumentaria litúrgica, propia de los monaguillos, muy detallada y el rostro amable y simpático del joven. 
Alfonso Grosso fue nombrado Director de este Museo de Bellas Artes en 1942, su copiosa obra está estimada en unos dos mil cuadros, lo que demuestra que gozaba de un gran éxito comercial, además era académico de la Real de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría y Catedrático de la Escuela de Bellas Artes. Una persona de gran cultura y fecunda trayectoria.
Por último veremos esta tarde el cuadro de (((*))) Los Patronos del museo, pintado en 1951, y en el que vemos a Alfonso Grosso reflejado en el espejo mientras está pintando el cuadro. Este lienzo lo podemos ver en la Sala XI, lo traigo aquí, por ser esta la sala dedicada a la pintura sevillana en el tránsito al siglo XX, y creo que es la indicada para este artista, uno de los más importantes pintores de la escuela sevillana del Siglo XX. Cómo anécdota, su hija Carmen Grosso García estuvo en el curso hasta hace cuatro o cinco años.
Y con la visita de esta Sala, (((*))) se termina por el momento este paseo por el Museo, he de decir antes de terminar, que en general nos tendríamos que sentir orgullosos por tener en nuestra ciudad un museo de esta categoría, la segunda pinacoteca española y muy reconocida internacionalmente y recordemos que en lo tocante a las bellas artes contamos con la Catedral, que también atesora una gran cantidad de obras, tanto pinturas como esculturas de un gran valor artístico.
... Y con esto hemos terminado. 



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